Se utiliza un nuevo proceso de fabricación para unir el zinc y el magnesio a la superficie del metal en bruto. Esto permite utilizar menos zinc, lo que hace que el revestimiento sea más fino, más ligero y se aplique de forma más uniforme sobre toda la superficie de los componentes en comparación con los revestimientos tradicionales de galvanizado en caliente.
El menor grosor del revestimiento también mejora las propiedades de conformación de los componentes, optimizando las propiedades mecánicas de las deformaciones de las curvas y las roscas. También significa que incluso los rincones de difícil acceso, como las curvas internas, se benefician de una mejor protección contra la corrosión.