Amianto:
Invisible a simple vista, este polvo también se denomina fibra de amianto. En cuanto se inhala el amianto, este pasa a través del tracto respiratorio hasta los alvéolos y, en caso de alta exposición a largo plazo, puede provocar cáncer. Para luchar contra los riesgos de exposición al amianto es necesario utilizar sistemas de protección personal y de aspiración adecuados.
Sílice:
La sílice existe en forma de cuarzo, cristobalita o tridimita. Está presente en muchos materiales como el hormigón, la argamasa o el gres y se produce durante el corte, el lijado o la demolición. La sílice cristalina es peligrosa: entra en el tracto respiratorio, puede asentarse y bloquear los alvéolos pulmonares, y desarrollar cáncer a largo plazo.
Madera:
El polvo de madera aparece al cortar y lijar la madera. Las partículas pueden ser visibles a simple vista y, por lo tanto, infiltrarse a través de la nariz, pero algunas son mucho más finas y pueden alcanzar los alvéolos pulmonares. Este tipo de polvo causa daños tanto en la piel como en las vías respiratorias.